¿Sabéis
que es el Kintsugi? ¿No?
Es el
arte japonés de arreglar objetos de cerámica con oro. Al principio puede ser un
poco raro... el infierno de los ordenados. Grietas doradas asimétricas entre
piezas de otro color... demasiado desorden. Cuando lo observas por segunda vez
te parece algo mejor, aceptable... y ya a la tercera lo ves claro... es una
obra de arte.
Lo mismo
pasa con nosotros.
Nadie muere
de una sola pieza. (Gracias a Kintsugi)
Todos nos
hemos roto por dentro, aunque sea una pequeña fisura.
Todos hemos
sufrido por algo.
Todos hemos
llorado por algo... o por alguien.
Pero lo
bueno de esto son las personas reparadoras, las personas doradas... mágicas... aquellas
que valen oro.
Esas personas
que rellenan tus grietas haciéndote mejor y más bello, revalorizándote, tanto
que cuando ves tus heridas reflejadas en el espejo te acuerdas de ellas, ves su
cara y ves como te curaron cuando más lo necesitabas e hicieron que salieras
adelante, como si de una sola pieza se tratase.
Hoy las
grietas brillan más que nunca... hoy el oro se ha vuelto más fuerte, más grande
y más brillante, porque aquellos que te dañaron se han visto eclipsados por los
que te quisieron, y te quieren.
Nunca podremos
agradecer lo suficiente a las personas Kintsugi... solo queda decirles: gracias
por ser el oro, gracias por hacerme crecer...
Gracias.
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